Préstamos agrícolas

Un préstamo o crédito agrícola puede usarse para diversos fines.
Por ejemplo, es posible utilizarlo para inversiones a largo plazo, como la adquisición o mejora de tierras e infraestructuras, la modernización de explotaciones agrarias y la compra de maquinaria agrícola. En este sentido, a raíz de la pandemia se ha observado un mayor interés por el crédito para comprar finca o el préstamo terreno rústico.
Asimismo, un préstamo agricultor o ganadero puede emplearse para inversiones a corto plazo, como la compra de insumos o la anticipación de las ayudas PAC, otras subvenciones agrícolas y la cosecha. A menudo, estos créditos son compatibles con subvenciones oficiales, por lo que los agricultores y ganaderos generalmente combinan la financiación bancaria con estas ayudas.
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Un crédito agrícola no podría usarse para financiar inversiones que no están relacionadas con la actividad agrícola. Entre estas actividades se encuentran ayudas financieras para las actividades de los sectores ganadero, agropecuario y, por supuesto, el sector agrícola.
Por tanto, los créditos para agricultores y ganaderos no pueden emplearse para gastos personales, financiar proyectos ajenos al sector agrícola ni saldar otras deudas sin vinculación a la actividad agraria.
Los préstamos para la agricultura tampoco se pueden utilizar para adquirir vehículos o equipos no relacionados con esta actividad, como coches particulares, quads que no sean agrícolas, maquinaria para construcción o maquinaria para jardinería doméstica.

Uno de los requisitos más comunes de los préstamos para agricultores y ganaderos es demostrar solvencia económica, de manera que se pruebe la capacidad para pagar el préstamo mediante ingresos estables y recurrentes. Para ello, el banco pide la presentación de documentación personal, como el DNI o NIE. Otra condición es tener un buen nivel de endeudamiento, lo que ocurre cuando las deudas no superan el 40% de los ingresos netos mensuales.
También conviene tener en cuenta que algunas entidades bancarias pueden exigir un importe mínimo de financiación. De igual modo, pueden pedir otros requisitos como dedicarse a la actividad o disponer de una cuenta en el banco con el que se contratará el crédito agrario.
Para acreditar la actividad agrícola, los bancos exigen, por lo general, la presentación de un documento que demuestre que se está inscrito en el Registro de Explotaciones Ganaderas. También, una copia de los contratos de arrendamiento o propiedad de las tierras.
Cuando el préstamo es para emprender en el sector agrario, piden un plan de negocio y un informe que demuestre la viabilidad económica del proyecto.

Los tipos de interés de los préstamos agrarios suelen ser más elevados debido al riesgo asumido. La agricultura está sujeta a factores climáticos, como las altas temperaturas, las lluvias torrenciales, las heladas o la sequía. Estos factores pueden afectar la producción, lo que aumenta el riesgo de impago por parte del prestatario. Para evitar este riesgo, los bancos fijan tipos de interés más elevados para las explotaciones agrarias.
Al igual que en otros tipos de financiación, los tipos de interés pueden ser fijos o variables. En el primer caso, el prestatario paga la misma cuota mensual durante toda la vida del préstamo, porque el interés permanece estable. En el segundo, la cuota mensual del crédito agropecuario aumenta o disminuye en función de un índice de referencia, que suele ser el Euribor, de modo que el importe a pagar no siempre es igual.
Los préstamos para jóvenes agricultores, diseñados para ayudar a los jóvenes a emprender en el sector agro, disponen, por norma general, de tipos de interés más bajos. Los bancos ofrecen estas condiciones para promover el relevo generacional en el campo.

Los préstamos agropecuarios suelen ofrecer plazos de devolución elevados, sobre todo cuando se trata de inversiones a largo plazo.
En cuanto a los costes, estos varían en función de la opción de financiación seleccionada. En el caso de los préstamos hipotecarios, los gastos engloban la realización de una tasación, la elevación del contrato de hipoteca a escritura pública y su inscripción en el Registro de la Propiedad. Asimismo, hay productos financieros en los que el banco puede aplicar comisiones.
En este sentido, destaca la comisión de apertura, la cual el banco cobra por la tramitación del crédito. También, la comisión de cancelación anticipada, que se aplica si se abona parte del préstamo antes de lo acordado. Otras comisiones habituales de los préstamos agricultura son la comisión de subrogación, aplicable cuando se cambia de prestamista para mejorar las condiciones del préstamo, o la comisión por modificación de condiciones.

Los importes que se pueden pedir al solicitar un préstamo agrícola dependen de la entidad bancaria y del producto financiero. Algunos bancos pueden exigir un importe mínimo de financiación, mientras que otros no.
La financiación a largo plazo suele ofrecer importes superiores, ya que se destina a la obtención o mejora de bienes cuyo valor es elevado, como tierras o maquinaria agrícola.
Por otro lado, la financiación a corto plazo, al estar destinada a cubrir necesidades temporales como la compra de insumos, cuenta con importes más bajos, pues el dinero requerido es menor.