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Las entidades bancarias no suelen proporcionar el 100% de la financiación, como ocurre con las hipotecas para terrenos urbanos. En su defecto, las hipotecas para terrenos rústicos suelen cubrir normalmente el 40% del valor del suelo y hasta un máximo del 80%.
Esta diferencia en la financiación entre las hipotecas para terrenos rústicos y urbanos tiene su origen en la crisis de 2008. En aquel entonces, los bancos acumularon miles de hectáreas de terrenos rústicos sin recalificación para desarrollo urbano. Como consecuencia, en la actualidad son más conservadores a la hora de conceder un préstamo hipotecario para finca rústica.
En Cocampo, colaboramos con cajas rurales y entidades bancarias especializadas en ofrecer hipotecas en suelo rústico. Además, le proporcionamos asesoramiento durante el proceso con el fin de garantizarle la mejor hipoteca para finca rústica, de acuerdo con las necesidades de su proyecto.
Un suelo o terreno rústico es una parcela de terreno no urbanizable y, por lo tanto, a la que se excluye de la transformación urbanística. Estas parcelas de terreno se encuentran generalmente lejos de las áreas urbanas y se destinan a actividades agrícolas, ganaderas, forestales o cinegéticas.
Agrícola. Siembra, cosecha y comercialización de diferentes cultivos, como cereales, hortalizas, frutales…
Ganadero. Cría y cuidado de animales para la obtención de productos (leche, huevos, carne…).
Forestal. Gestión y explotación de los recursos naturales procedentes de los bosques.
Cinegético. Práctica de la caza de animales con el propósito de controlar las poblaciones de especies salvajes.
Como su uso principal no es la transformación urbanística para la construcción de viviendas, carecen de los servicios básicos para uso urbano de agua, electricidad, alcantarillado o saneamiento, que suelen ser provistos por el ayuntamiento.
Cuando se plantea la pregunta de si se puede hipotecar un terreno rústico, se hace referencia a la posibilidad de utilizar un terreno en propiedad como garantía cuando se necesita financiación y resulta imposible acceder a un préstamo ordinario.
Los terrenos rústicos, al igual que los urbanos, pueden hipotecarse, aunque bajo unas condiciones más restrictivas. Por ejemplo, un porcentaje de financiación menor y unos tipos de interés más elevados.
Es importante tener en cuenta que hipotecar un terreno no es lo mismo que contratar una hipoteca terreno rústico, ya que persiguen objetivos distintos. Por ello, antes de iniciar el proceso de contratar una hipoteca sobre terreno rústico, es conveniente identificar el propósito que se persigue con la financiación.
Si está interesado en obtener liquidez para construir una vivienda en suelo rústico, puede preguntarse si existen opciones de hipoteca para casa en terreno rústico.
El uso del suelo rústico se encuentra regulado por la Ley del Suelo y Rehabilitación Urbana, que prohíbe, por lo general, la construcción en suelo no urbanizable. Esto hace que las condiciones para solicitar una hipoteca de vivienda en suelo rústico sean diferentes en comparación con las de una vivienda urbana.
La ley divide el suelo no urbanizable a su vez en dos clases: suelo no urbanizable común y suelo no urbanizable protegido. Mientras que en el suelo no urbanizable común es posible construir edificaciones necesarias para la actividad agraria (siempre que lo permita la normativa urbanística), en el no urbanizable protegido la construcción queda completamente prohibida.
Sin embargo, la ley también otorga a las comunidades autónomas y a los municipios la capacidad de establecer excepciones en sus normativas urbanísticas, lo que hace posible construir legalmente en suelo rústico en ciertas circunstancias. Por ejemplo, hay municipios en los que es posible rehabilitar o ampliar una vivienda existente.
Por otro lado, existen otras situaciones excepcionales que facilitan la obtención de un préstamo hipotecario para la edificación en suelo rústico. Un caso es cuando el suelo ha sido recalificado para desarrollo urbano y se permite la construcción de viviendas. Otro cuando la vivienda fue construida en terreno rústico antes de la entrada en vigor de las normativas urbanísticas actuales, y el suelo sobre el que se encuentra la casa está clasificado como urbano. Si ya existe una construcción legalizada, es más fácil acceder a una hipoteca para vivienda urbana en suelo rústico.
En resumen, no se puede usar una hipoteca para terreno rústico con el propósito de construir una vivienda, salvo en casos excepcionales. Por ello, lo recomendable es recurrir a la normativa urbanística del municipio donde se encuentra el terreno para verificar la clasificación tanto del suelo como de la casa. Pues, si la vivienda está legalizada, puede haber entidades bancarias dispuestas a conceder una hipoteca para una vivienda rústica.
Los bancos son más conservadores a la hora de conceder una hipoteca terreno rústico. Sin embargo, hay una serie de factores que pueden aumentar las posibilidades de obtener el préstamo hipotecario.
Uno de ellos es demostrar que el terreno puede ser recalificado como urbano en un futuro o recalificar directamente el terreno para que se convierta en suelo urbano.
Otro elemento que puede facilitar la obtención de mejores condiciones es cumplir con el requisito de probar una buena capacidad de pago.
Por último, se puede recurrir a cajas rurales, pues son las que suelen estar más dispuestas a conceder un préstamo hipotecario para comprar finca rústica, al tener un mayor conocimiento sobre las características de estos terrenos. Nuestro servicio de terreno rústico hipoteca simplifica el contacto tanto con bancos como con cajas rurales.
Entre los requisitos para conseguir la hipoteca está demostrar solvencia económica y, por tanto, que se es capaz de devolver el importe de la hipoteca. Asimismo, contar con un buen nivel de endeudamiento, destinando menos del 40% de los ingresos netos mensuales a la cuota del préstamo, y no haber aparecido nunca en listas de morosidad.
Otro de los requisitos de los bancos para acceder a una hipoteca para comprar terreno rústico es elaborar una tasación de terreno rústico. A través de esta tasación, los bancos determinan el valor del terreno, el cual utilizan para calcular el porcentaje máximo de financiación a otorgar.
También es importante que la finca esté libre de cargas y gravámenes, que disponga de escritura pública de compraventa y que esta esté debidamente inscrita en el Registro de la Propiedad.
Por último, los bancos suelen exigir la presentación de documentación personal, como el Documento Nacional de Identidad (DNI) o el Número de Identidad de Extranjero (NIE).
El préstamo hipotecario finca rústica presenta tipos de interés más altos si se compara con uno destinado al suelo urbano, pues las fincas rústicas presentan más dificultades para ser recalificadas para desarrollo urbano. En consecuencia, el banco enfrenta un mayor riego al intentar recuperar el dinero prestado mediante la venta de la finca en caso de impago por parte del prestatario.
Los tipos de interés de las hipotecas terrenos rústicos pueden ser tanto fijos, de manera que se mantienen estables durante todo el contrato, como variables, cambiando según el Euribor. En ciertos casos, es posible que el tipo de interés se mantenga fijo durante los primeros años para, después, pasar a ser variable, como ocurre con la hipoteca ING suelo rústico.
En relación con los gastos, cuando se contrata una hipoteca sobre suelo rústico se producen dos tipos de pagos.
Por un lado, están los gastos relacionados con la adquisición del terreno. Dentro de estos se encuentran los gastos notariales derivados de la elevación del contrato privado a escritura pública, los gastos registrales correspondientes a la inscripción de la escritura en el Registro de la Propiedad y el pago de impuestos.
Por otro lado, se encuentran los gastos relacionados con la hipoteca, que se reparten entre la entidad bancaria y el propietario. Cuando se obtiene una hipoteca para comprar finca rústica, el contrato del préstamo debe elevarse también a escritura pública e inscribirla en el Registro de la Propiedad, lo que se traduce en gastos notariales y registrarles. Además, es necesario abonar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD). Todos estos gastos corren a cargo del banco.
A lo anterior se suman los gastos por la realización de la tasación. Ya sea que se decida realizarla de manera independiente con un tasador homologado o gestionarla a través de la entidad bancaria, el propietario debe asumir este gasto. Si el banco aplica una comisión de apertura a la hipoteca para terreno rústico contratada, también se debe pagar.