En Cocampo, le ayudamos a financiar la compra de tierras o propiedades rurales con nuestros préstamos para terrenos rústicos. Inicie o haga crecer su proyecto con nosotros.
En España, el uso del suelo está regulado por la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana, que clasifica el suelo en tres tipos: urbano, urbanizable y no urbanizable o rústico.
Aunque es posible financiar cualquiera de estos tipos de terrenos, las entidades bancarias pueden ser más conservadoras con respecto a la financiación de un terreno rústico.
Tras la crisis financiera, los bancos acumularon miles de hectáreas de terrenos rústicos sin recalificación para desarrollo inmobiliario. En consecuencia, endurecieron sus criterios para conceder préstamos sobre estos terrenos.
Por ello, es aconsejable contactar de antemano con las entidades bancarias para exponerles la situación y recibir asesoramiento sobre la financiación más adecuada según las necesidades que se tengan.
Para obtener un préstamo para comprar terreno rústico, hay que cumplir con una serie de requisitos, como ser mayor de edad, demostrar solvencia económica (tener ingresos suficientes para pagar el crédito) y disponer de una buena capacidad de endeudamiento (inferior al 40% de los ingresos netos mensuales).
Asimismo, las entidades bancarias suelen pedir una tasación de terrenos rústicos la existencia de escritura pública debidamente inscrita en el Registro de la Propiedad y la ausencia de cargas y gravámenes.
Por último, los préstamos para comprar fincas exigen la presentación de documentación personal, como el DNI o NIE, y del recibo del pago del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI).
Los gastos de un préstamo para terreno rústico incluyen, por un lado, los costes por la adquisición del terreno rústico. En este sentido, se encuentran los gastos de la elevación del contrato a escritura pública de compraventa y la inscripción de esta en el Registro de la Propiedad. A lo anterior se suma el pago de los impuestos derivados de la compra, que son el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP), el IVA o el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD), según el caso.
Por otro lado, están los gastos relacionados con el préstamo. Estos incluyen la realización de la tasación, la escritura de la hipoteca, la inscripción de esta en el Registro de la Propiedad y las comisiones que aplique al préstamo el banco.
Los préstamos para comprar terrenos rústicos tienen intereses más elevados y plazos de amortización inferiores que los destinados a la adquisición de terrenos urbanos o urbanizables.
La entidad bancaria puede también aplicar distintas comisiones al conceder el crédito. Las más comunes en los préstamos para comprar terrenos agrícolas son la comisión de apertura, que se cobra por la tramitación del préstamo, o la comisión de cancelación anticipada, que se aplica si se abona parte del préstamo de manera anticipada. También, la comisión por modificación de condiciones o la comisión de subrogación, que se cobra cuando el préstamo se cambia a otra entidad bancaria.