La importancia de la mujer en el campo y en la economía rural es cada vez mayor, pero el proceso para visibilizar su papel en el mundo rural es lento e insuficiente todavía.
Los datos son muestra de ello. Las mujeres rurales en 2022 recibieron poco más de la tercera parte (33,91%) de las ayudas directas y de desarrollo rural de la Política Agraria Común (PAC), según el reciente informe del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA)
A pesar de que el documento revela también una reducción del 2% en la diferencia entre el número de hombres y mujeres preceptores de ayudas directas en los últimos diez años, la situación de la mujer rural en España en este aspecto sigue siendo de desigualdad con respecto al hombre.
Independientemente de su edad, las explotaciones dirigidas por mujeres generan, de media, menos trabajo que aquellas dirigidas por hombres.
En general, las mujeres rurales dirigen, en su conjunto, explotaciones de menor dimensión económica, lo que desemboca en una menor rentabilidad. Aunque en las explotaciones de mayor valor económico (más de 500.000 euros), las mujeres, junto a los jóvenes, obtienen mayor productividad que el resto.
Respecto al tamaño de las explotaciones, aquellas dirigidas por mujeres, especialmente las más jóvenes, gestionan una Superficie Agraria Útil (SAU) media inferior a la SAU de las explotaciones dirigidas por hombres.
Por sectores, destaca la presencia de las mujeres en olivar, mientras que sigue siendo muy baja o inexistente en frutas, hortícolas, mixtas, aves, mixtas ganaderas, ovino-caprino de ambas orientaciones, leche y porcino.
A pesar del crecimiento de la presencia de mujeres en el mundo rural como titulares de explotaciones, hay otros datos que confirman la masculinización del sector.
Según los últimos datos actualizados del Ministerio de Agricultura, de media, los ingresos entre hombres y mujeres son muy diferentes en los medios rurales: 36.150 euros en el caso de los hombres, y 21.500 euros en el de las mujeres.
La menor presencia de las mujeres como titulares de explotaciones no sólo indica un problema de brecha de género, sino también de invisibilidad frente al aporte de la mujer en la agricultura.
Con la intención de reducir esta desigualdad e invisibilización, se han puesto en marcha medidas como las incluidas en el Plan Estratégico de la PAC de España (PEPAC). Estas se unen a hitos como el de la Ley de la Titularidad Compartida en las Explotaciones Agrarias, mediante la que las mujeres comparten la titularidad de las explotaciones con sus parejas. Esta última de momento tiene una aplicación muy pequeña.
Figuras como la titularidad compartida (opción voluntaria que tienen dos individuos de gestionar de manera conjunta una explotación agraria, compartiendo no solo el trabajo, sino también la gestión, los derechos, cuotas, subvenciones y rendimientos a partes iguales) de momento tienen una aplicación muy pequeña.
Según datos del Ministerio de Agricultura, en 2019 sólo había dadas de alta 599 explotaciones en el Registro de Titularidad Compartida (RETICOM). A marzo de 2024, únicamente el 0,14% de las explotaciones agrarias del país se acogen a esta figura, con regiones como Comunidad de Madrid e Islas Baleares con cero explotaciones registradas.
El acceso a la tierra es otro de los factores relativos a las mujeres y la agricultura en el que se las deja al margen. El actual mercado de la tierra está basado principalmente en intermediarios y redes masculinas, lo que dificulta la compra de tierras tanto a mujeres como a jóvenes.
En este escenario, urge promover alternativas que den transparencia al mercado del suelo rústico, y Cocampo aspira a ser una de ellas.
Además, deben ponerse en marcha las medidas del plan estratégico de la nueva PAC que promueven la entrada de la mujer en el medio rural. Estas medidas se analizan en los Objetivos Específicos de la nueva PAC 7 y 8. Y dar a conocer las ayudas a la mujer rural adicionales para la primera instalación.
También, aprovechar fechas como el Día de la Mujer Rural, para reconocer su labor en la provisión de alimentos y servicios en áreas rurales, y abogar por comunidades rurales donde tengan igualdad de oportunidades.
La celebración de este día tiene como propósito destacar la contribución de las mujeres que trabajan en el campo a nivel global, visibilizando su papel para fortalecer la economía, enriquecer el tejido social y cultural y garantizar la seguridad alimentaria mundialmente.